9/5/14

África en el laberinto de la democracia

una nota que escribi para el diario Tiempo Argentino

http://tiempo.infonews.com/2014/05/09/editorial-124039-frica-en-el-laberinto-de-la-democracia.php

27/4/14

ESPERANDO EL MILAGRO


Sentado en el rellano de una escalerita, echado en una cama, esperando unas radiografias, mirando por la venta, simplemente viendo la vida pasar, donde todos los días son el mismo día, donde nada cambia, todo es igual que ayer, que mañana, que siempre.
A lo sumo empeora, pero no mucho más.
Y esa es la vida que le tocó, porque por casualidad nació en el interior de la República Centroafricana, en el mismísimo medio de África, donde no queda nada y a nadie le importa.
El mundo se complotó en su contra!
Ni siquiera llega a pensar en eso, porque para creerlo tendría que conocer algo distinto y no lo conoce.
Y yo paso y lo veo, y se sorprende porque es raro que algún blanco pase, lo mire, se dé cuenta de que existe.
Y cuando lo veo me doy cuenta de que está ahí esperando que la vida pase, sin más ni más. Y gracias a dios que le dieron un dios que justifica su existencia y te promete otra cosa para después, algo mejor. Un milagro.
Pero qué se imaginará que es algo mejor? Yo no llego a concebirlo.
Cuando paso y veo cada uno de los pacientes que están ahí no puedo evitar pensar que dónde nacés es lo más determinante que va a pasarte en la vida.
Y obviamente no depende de vos.
Dónde nacés define en qué idioma hablás, qué comés, cómo te vestís, qué pensás y qué te toca en la vida. Y a él le toco esto. Qué puede hacer?
Pienso en cómo nos acostumbramos a lo que hay, a lo bueno y a lo malo. Y dejamos de valorarlo porque es lo mismo de siempre.
Y porque elegimos a cada paso olvidarnos de que bien podríamos haber nacido en el interior de la República Centroafricana, en el mismísimo medio de África, donde no queda nada y a nadie le importa.
Porque para qué acordarse? Si es mejor pensar en lo que nos falta que en lo que tenemos.

17/4/14

HOME SWEET HOME


Recorriendo el interior de República Centroafricana por la ruta que va desde Bangassou a Ouango veo pequeñas aldeas, perdidas en el África rural, en medio de la nada.
Es curioso porque cuando le digo a mis conocidos que estoy acá ellos se imaginan casi casi que estoy abrazando a Simba o con Mowgli en algún cuento de Rudyard Kipling.
Como si este lugar fuera una suerte de espacio inerte en el que solo hay animales salvajes y cada tanto algo de guerra, pero nada mas.
Sin dudas es una fantasia bastante generalizada, y nos cuesta imaginarnos que en esos reconditos rincones sucedan cosas.
Es un poco inevitable supongo, y a priori me pasa a mi también cuando me embarco en una misión nueva.
Esos países, esas ciudades, esos nombres son más dominio de la fantasia generalizada que una realidad geográfica.
Crecimos imaginando que si vas muy muy lejos llegás hasta el fin del mundo, y que atrás están Timbuctú, Kalahari, Tanganica. Lugares que se convirtieron en algo asociado a la idea de lo remoto hasta los límites de lo fantástico.
Pero por una u otra razón te pasa que un día vas. Te metés en el Lago Tanganiyka en Burundi, vas a ver las mezquitas de Tombouctou en Malí o recorres el delta del Río Zambezi en Okavango, en pleno desierto del Kalahari.
Y en ese momento todo pasa al terreno de lo real, se vuelven cosas que existen de verdad, lugares específicos y concretos.
En mayor o menor medida esto nos fue pasando a todos con el correr de los años. De la misma forma en que nos dimos cuenta de que Santa Claus eran nuestros padres y que ese famoso Polo Norte del que viene no es más que la ciudad de Rovaniemi en Finlandia, también nos enteramos de que esos lugares más allá del fin del mundo son parte de la geografía africana.
Pero para llegar a estas conclusiones tampoco es necesario subirse a un auto que desande las costas del Río Ubangi.
En cambio hay una cosa que sí precisa de ser vista para ser comprendida.
En este casi ignoto lugar, como en todos (TODOS) los demás lugares que existen, siempre te encontras con gente. Gente que vive, que tiene una rutina, que hace cosas, que tiene hambre y sueño y calor o frío y le gustan cosas y otras no tanto. Gente que tiene un mundo propio tan grande como el nuestro. Basicamente gente como la gente.
Esto sin dudas pone en evidencia nuestras limitaciones, que hacen que nos sea tan difícil concebir que acá haya gente.
Pero después de un triempo empezás a darte cuenta de la cosa más sorprendente :
No importa dónde vayas, siempre va a haber alguien para el que ese lugar es “casa”.