17/4/14

HOME SWEET HOME


Recorriendo el interior de República Centroafricana por la ruta que va desde Bangassou a Ouango veo pequeñas aldeas, perdidas en el África rural, en medio de la nada.
Es curioso porque cuando le digo a mis conocidos que estoy acá ellos se imaginan casi casi que estoy abrazando a Simba o con Mowgli en algún cuento de Rudyard Kipling.
Como si este lugar fuera una suerte de espacio inerte en el que solo hay animales salvajes y cada tanto algo de guerra, pero nada mas.
Sin dudas es una fantasia bastante generalizada, y nos cuesta imaginarnos que en esos reconditos rincones sucedan cosas.
Es un poco inevitable supongo, y a priori me pasa a mi también cuando me embarco en una misión nueva.
Esos países, esas ciudades, esos nombres son más dominio de la fantasia generalizada que una realidad geográfica.
Crecimos imaginando que si vas muy muy lejos llegás hasta el fin del mundo, y que atrás están Timbuctú, Kalahari, Tanganica. Lugares que se convirtieron en algo asociado a la idea de lo remoto hasta los límites de lo fantástico.
Pero por una u otra razón te pasa que un día vas. Te metés en el Lago Tanganiyka en Burundi, vas a ver las mezquitas de Tombouctou en Malí o recorres el delta del Río Zambezi en Okavango, en pleno desierto del Kalahari.
Y en ese momento todo pasa al terreno de lo real, se vuelven cosas que existen de verdad, lugares específicos y concretos.
En mayor o menor medida esto nos fue pasando a todos con el correr de los años. De la misma forma en que nos dimos cuenta de que Santa Claus eran nuestros padres y que ese famoso Polo Norte del que viene no es más que la ciudad de Rovaniemi en Finlandia, también nos enteramos de que esos lugares más allá del fin del mundo son parte de la geografía africana.
Pero para llegar a estas conclusiones tampoco es necesario subirse a un auto que desande las costas del Río Ubangi.
En cambio hay una cosa que sí precisa de ser vista para ser comprendida.
En este casi ignoto lugar, como en todos (TODOS) los demás lugares que existen, siempre te encontras con gente. Gente que vive, que tiene una rutina, que hace cosas, que tiene hambre y sueño y calor o frío y le gustan cosas y otras no tanto. Gente que tiene un mundo propio tan grande como el nuestro. Basicamente gente como la gente.
Esto sin dudas pone en evidencia nuestras limitaciones, que hacen que nos sea tan difícil concebir que acá haya gente.
Pero después de un triempo empezás a darte cuenta de la cosa más sorprendente :
No importa dónde vayas, siempre va a haber alguien para el que ese lugar es “casa”.

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