29/8/08

IL CAPOMAFIA

Así fue como me sentí anoche, cuando estábamos en un bar en Chimoio, Mozambique.
En ese país (en este también pero no tanto), cuando los locales ven un blanco se le abalanzan, como si fuese una suerte de semidiós o algo del estilo.
Por un lado, quieren estar cerca, sentir que pueden estar "a la altura", que éste les presta atención. Buscan una suerte de reconocimiento o posicionarse en una situación de paridad.
Por otro lado, intentan obtener alguna recompensa, algún regalo, alguna limosna.
Una particularidad de Mozambique es la cantidad de gente que hay pidiendo todo el tiempo en todos lados (o mejor al revés, una particularidad de Zimbabwe es que no hay mendiguismo a pesar de la terrible situación económica), y mas si te ven vestido de MSF siendo blanco.
Entonces estábamos en el bar y viene un tipito a hablarme. Como yo ya tenía alguna copa encima, le di un poquito de charla, hasta que se puso demasiado cargoso. Me preguntó de dónde era y cuando le dije que era argentino empezó con la perorata futbolística. A todo esto, se me colgaba, me agarraba, me daba la mano insistentemente y hasta me abrazaba. Yo ya no sabía cómo hacer para desprendérmelo.
En eso, saca de no sé dónde una fotito de Ronaldinho con la camiseta de Brasil. Perfecto ! le dije que los brasileños no me gustaban y que por eso entonces no le hablaba mas, que si era pro brasuca se las tomara (una treta al fin, porque todo el que me conoce sabe que creo poco y nada en países y banderas, y que el nacionalismo es una ideología que me repele).
Así me aleje un poco y me fui con mis dos empleados que me acompañaban a una de las mesas a sentarnos y disfrutar de nuestras cervezas.
Indefectiblemente, al rato volvió, pero esta vez con un discurso mas molesto aun. Algo así como "hey, amigo, como estás ? no me vas a comprar una cerveza a mi también ?". claro, como no.... la típica. Vengo, me hago el amigo, te doy charla un rato y después te mangueo algo.
A todo esto, yo ya no lo soportaba mas, así que le digo a Tranos, uno de mis empleados (el supply officer), que haga algo.
Acto seguido, le pide que se acerque haciéndole un gesto con la mano. El intruso asiente y va al otro lado de la mesa. Ahí le dice un par de cosas al oído en shona (lengua también hablada en este país) y le hace dos gestos.
A colación, el mozambiqueño se me vuelve a acercar, se deshace en disculpas y hasta me besa la mano, y se va cabizbajo, pidiendo perdón.
Yo casi no podía creer lo que veía, era como en las películas de la mafia.
Le pregunto qué es lo que le había dicho y me responde algo como :
"Le pregunte si solo estaba acá para intentar obtener algo de vos, porque si era así le dije que no le ibas a dar nada y que no te molestara mas. Y que si tenía algo que decir me lo dijera a mi porque a vos no te interesaba hablar mas con él. Y como no dijo nada le dije que entonces se fuera porque te estaba molestando".
En ese momento me di cuenta del poder que tiene el hombre blanco en estas tierras, y el nivel de sumisión de los africanos para con los "carapálidas".

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